La Fiscalía reduce su petición de pena a dos años de cárcel, frente a los seis que
solicitaba inicialmente. La defensa muestra su conformidad con el Ministerio Público
La sala de lo Penal de la Audiencia Nacional (AN) condenó a dos años de cárcel a un ciudadano de origen chino y nacionalidad británica, nacido en 1970, detenido en Sevilla por la falsificación de tarjetas de crédito para la posterior compra de artículos mediante las cuentas bancarias de terceros. Los hechos ocurrieron el 4 de febrero de 2003, cuando agentes policiales especializados en Delitos Económicos lo interceptaron circulando por la Ronda de Triana.
La Fiscalía, que en principio pedía la imposición de una pena de seis años de prisión, redujo finalmente su solicitud a solo veinticuatro meses. Un cambio que supuso que la defensa mostrara su conformidad con el Ministerio Público. De hecho, el propio acusado admitió “sin reservas” ser el autor del delito. Además, el letrado del procesado solicitó que se suspendiera la sentencia, al haber resultado inferior a dos años de cárcel y carecer el imputado de antecedentes.
La AN consideró probado que el ciudadano chino propuso a un interlocutor la realización de transacciones con tarjetas falsas a través de terminales de punto de venta. De esta forma, cuando el procesado arribó a Sevilla procedente de Londres, los policías procedieron a su detención. En ese momento, según recoge el dictamen de la Audiencia, el procesado portaba tres tarjetas de créditos falsificadas. “En cuya banda magnética se grabaron los datos correspondientes a tarjetas reales a las que se tuvo acceso por medios ilícitos con el fin de cargar en sus cuentas los importes de operaciones electrónicas”, explicaron los magistrados.
Con esta dictamen se cierra el procedimiento judicial contra cinco personas –entre las que se encuentra el ahora sentenciado-. Los cuatro primero ya resultaron procesados en marzo de 2008. Antes de ello, durante el proceso de instrucción, el ciudadano chino no pudo ser localizado en 2007; y, por ello, el Juzgado emitió una orden de búsqueda y captura internacional. El pasado 7 de marzo de 2012, las autoridades de Reino Unido lo pusieron finalmente a disposición de la Justicia española.
La Fiscalía, que en principio pedía la imposición de una pena de seis años de prisión, redujo finalmente su solicitud a solo veinticuatro meses. Un cambio que supuso que la defensa mostrara su conformidad con el Ministerio Público. De hecho, el propio acusado admitió “sin reservas” ser el autor del delito. Además, el letrado del procesado solicitó que se suspendiera la sentencia, al haber resultado inferior a dos años de cárcel y carecer el imputado de antecedentes.
La AN consideró probado que el ciudadano chino propuso a un interlocutor la realización de transacciones con tarjetas falsas a través de terminales de punto de venta. De esta forma, cuando el procesado arribó a Sevilla procedente de Londres, los policías procedieron a su detención. En ese momento, según recoge el dictamen de la Audiencia, el procesado portaba tres tarjetas de créditos falsificadas. “En cuya banda magnética se grabaron los datos correspondientes a tarjetas reales a las que se tuvo acceso por medios ilícitos con el fin de cargar en sus cuentas los importes de operaciones electrónicas”, explicaron los magistrados.
Con esta dictamen se cierra el procedimiento judicial contra cinco personas –entre las que se encuentra el ahora sentenciado-. Los cuatro primero ya resultaron procesados en marzo de 2008. Antes de ello, durante el proceso de instrucción, el ciudadano chino no pudo ser localizado en 2007; y, por ello, el Juzgado emitió una orden de búsqueda y captura internacional. El pasado 7 de marzo de 2012, las autoridades de Reino Unido lo pusieron finalmente a disposición de la Justicia española.
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