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domingo, 25 de noviembre de 2012

Las 13 caras de ETA (XII): Roberto Lebrero Panizo

Capítulo 1: Iker Aguirre Bernadal
Capítulo 2: Javier Aguirre Odriozola
Capítulo 3: Gurutz Aguirresarobe Pagola
Capítulo 4: Iñaki Arakama Mendia
Capítulo 5: Asier Arzalluz Goñi
Capítulo 6: Arkaitz Bellón Blanco
Capítulo 7: Juan María Etxabarri Garro
Capítulo 8: Garikoitz Etxeberria Goikoetxea
Capítulo 9: Jesús Goikoetxea Garralda
Capítulo 10: Manuel González Rodríguez
Capítulo 11: Juan Lorenzo Lasa Mitxelena 

Capítulo 12: Roberto Lebrero Panizo

Los muros de Sevilla II ocultan a uno de los presos más sanguinarios de ETA. Roberto Lebrero Panizo, condenado a cerca de cien años de cárcel, afronta actualmente su pena en la prisión de Morón de la Frontera. Las fuerzas de seguridad lo detuvieron en 2001, tras escaparse anteriormente de la Policía en una operación previa. Él es el duodécimo rostro de la banda en territorio hispalense.

Uno de sus atentados más crueles ocurrió el 27 de septiembre de 2001. Tal y como consideró probado la Audiencia Nacional (AN), Lebrero y otro integrante del comando Haitza colocaron una bomba en la discoteca Universal de Lacuntza (Navarra). Los terroristas redujeron al vigilante de seguridad, le taparon la cabeza con una capucha y lo llevaron hasta una zona boscosa. Entonces, los etarras depositaron en el establecimiento tres mochilas con artefactos explosivos: en la pista de baile central, en el vestíbulo y en el lateral izquierdo del local.

Afortunadamente, el guarda consiguió desatarse y avisar al propietario del negocio; así como a la Guardia Civil. De esta forma, la discoteca se encontraba vacía cuando las bombas estallaron sobre la 01:00 horas de la madrugada. La explosión provocó daños por valor de 889.000 euros. Por todo ello, a finales de 2011, los magistrados de la AN condenaron a Lebrero a 25 años de cárcel, por la comisión de los delitos de estragos terroristas y detención ilegal.

Paralelamente, Panizo acumula otros 71 años de prisión por sentencias previas. Así, la Justicia española ya le había condenado previamente por pertenencia a banda armada, depósito de armas, robo de vehículo, falsedad de documento público y depósito de armas y explosivos. De hecho, en el momento de su arresto, las fuerzas de seguridad relacionaban al etarra con tres atentados con bomba durante su pertenencia al comando Ustagui: la colocación de artefactos explosivos junto a la comisaría de Miranda del Ebro y en dos oficinas de Caja Vital en Vitoria.

Fotografía de la asociación Duque de Ahumada

domingo, 28 de octubre de 2012

Las 13 caras de ETA (VIII): Garikoitz E. Goikoetxea

Capítulo 1: Iker Aguirre Bernadal
Capítulo 2: Javier Aguirre Odriozola
Capítulo 3: Gurutz Aguirresarobe Pagola
Capítulo 4: Iñaki Arakama Mendia
Capítulo 5: Asier Arzalluz Goñi
Capítulo 6: Arkaitz Bellón Blanco
Capítulo 7: Juan María Etxabarri Garro 

Capítulo 8: Garikoitz Etxeberria Goikoetxea

Tras el atentado del aeropuerto de Barajas del pasado 30 de diciembre de 2006 que supuso la ruptura de la tregua y del alto al fuego, Garikoitz Etxeberria Goikoetxea fue uno de los primeros terroristas en caer gracias a la rápida y ardua labor de las fuerzas de seguridad. La Policía francesa arrestó al etarra el 9 de enero de 2007 en la localidad francesa de Ascain. Desde entonces, su vida ha transcurrido tras los barrotes de las celdas españolas. El joven se encuentra recluido actualmente en la prisión de Sevilla II, a donde llegó desde el centro penitenciario de A Lama (Pontevedra). Un traslado ordenado por el Ministerio de Interior como medida de castigo. De esta forma, Garikoitz forma parte del grupo de trece miembros de ETA encarcelados en la provincia hispalense. Él es la octava cara de la banda en Sevilla.

Etxeberría afronta una pena de 27 años y nueve meses de prisión. Una condena impuesta por la Audiencia Nacional (AN), que consideró probado la pertenencia de Garikoitz a ETA, el transporte y depósito de explosivos, la fabricación de bombas, la falsificación de documentos oficiales y la tenencia ilícita de armas. En el momento de su arresto, las fuerzas de seguridad identificaron al etarra como el encargado de la reconstitución del Comando Vizcaya. 
Días antes de su detención, el terrorista había cruzado la frontera francesa. Y, según las investigaciones, había permanecido escondido en el monte junto a otro integrante de la banda. Los agentes aprehendieron a Etxeberría una pistola y dos cargadores. Además, a parte de estos incidentes, la Ertzaintza ya le arrestó el 23 de junio de 1995 en San Sebastián por su supuesta participación en disturbios.

domingo, 21 de octubre de 2012

Las 13 caras de ETA (VII): Juan María Etxabarri Garro

Capítulo 1: Iker Aguirre Bernadal
Capítulo 2: Javier Aguirre Odriozola
Capítulo 3: Gurutz Aguirresarobe Pagola
Capítulo 4: Iñaki Arakama Mendia
Capítulo 5: Asier Arzalluz Goñi
Capítulo 6: Arkaitz Bellón Blanco 

Capítulo 7: Juan María Etxabarri Garro

La cárcel de Sevilla II, ubicada en el municipio de Morón de la Frontera, también acoge a miembros del brazo político. Juan María Etxabarri Garro forma parte del elenco de trece terroristas recluidos en la prisión hispalense. El integrante de la banda armada es la séptima cara de ETA en la provincia hispalense. 

Etxabarri Garro formó parte del pleno del Ayuntamiento de Pamplona. En las elecciones del pasado 13 de junio de 1999 resultó elegido concejal del consistorio navarro, tras concurrir a los comicios locales en las listas de Euskal Herriarrok (EH). Y, apenas unos días después de asumir el acta de edil, la Audiencia Nacional dictó sentencia contra él y lo condenó a seis años de prisión e inhabilitación especial para cargo público por un delito de pertenencia a banda armada.

Los magistrados consideraron probado que Garro, junto a otra persona, constituyó en 1995 el comando Buru Gogor; y que, en diferentes ocasiones, viajaron hasta Francia para encontrarse con integrantes de ETA y recibir instrucción sobre el manejo de armas y explosivos. Durante ese tiempo, según acusó también la fiscalía en 2001, Etxebarri participó en un atentado contra una entidad bancaria de Pamplona el 6 de mayo de 1996. El Ministerio Público solicitó por dicho delito la imposición de una pena de ocho años de cárcel.

domingo, 14 de octubre de 2012

Las 13 caras de ETA (VI): Arkaitz Bellón Blanco

Capítulo 1: Iker Aguirre Bernadal
Capítulo 2: Javier Aguirre Odriozola
Capítulo 3: Gurutz Aguirresarobe Pagola
Capítulo 4: Iñaki Arakama Mendia
Capítulo 5: Asier Arzalluz Goñi 

Capítulo 6: Arkaitz Bellón Blanco

Agosto de 2010. La Ertzaintza detiene a tres jóvenes por su supuesta participación en acciones de kale borroka durante la Semana Grande de San Sebastián de dicho ejercicio. Entre ellos se encontraba Arkaitz Bellón Blanco, que cumple actualmente condena en el centro penitenciario de Sevilla II, ubicado en Morón de la Frontera. Él es la sexta cara de ETA en la provincia hispalense.

La Audiencia Nacional (AN) lo condenó en 2003 a 13 años y tres meses de cárcel por su implicación en esas actuaciones de violencia callejera en las fiestas de Donostia. La Sala resaltó que este joven cometió los delito de daños continuados, coacciones terroristas, atentado a agentes de la autoridad y tenencia de sustancias inflamables e incendiarias. Los magistrados consideraron probado que, el 15 de agosto de 2010, los implicados en estos hechos viajaron desde Elorrio a San Sebastián con el objetivo de “realizar una serie de actos violentos radicales en apoyo de la organización terrorista ETA, generando un clima de inseguridad en la población”.

Según afirmó el tribunal, los acusados quemaron un cajero automático y dos autobuses, tras desalojar a los pasajeros y golpear a uno de los conductores. Además, la AN también explicó que se enfrentaron a miembros de la Ertzaintza y prendieron fuego a una moto y varios contenedores de basura.

Desde entonces, Bellón cumple su condena en las cárceles españolas. Interior no lo considera un etarra “de peso”. Pero, a pesar de ello, se encuentra considerado como un recluso peligroso y cuenta con una de las máximas calificaciones del Fichero de Internos de Especial Seguimiento (Fies), al haber intentado agredir a un funcionario de prisiones en otro centro penitenciario.