Capítulo 2: Javier Aguirre Odriozola
Capítulo 3: Gurutz Aguirresarobe Pagola
Capítulo 4: Iñaki Arakama Mendia
Capítulo 5: Asier Arzalluz Goñi
Capítulo 6: Arkaitz Bellón Blanco
Capítulo 7: Juan María Etxabarri Garro
Capítulo 8: Garikoitz Etxeberria Goikoetxea
Capítulo 9: Jesús Goikoetxea Garralda
Capítulo 10: Manuel González Rodríguez
La cárcel de Sevilla II alberga a uno de los terroristas históricos de ETA, uno de sus militantes más activos durante finales de la década de los años 80. Manuel González Rodríguez cumple condena en la prisión de Morón de la Frontera y forma parte del grupo de trece etarras allí recluidos. Él representa el décimo rostro de la banda en la provincia hispalense.
González cayó en septiembre de 1989. Las fuerzas de seguridad lograron desarticular al comando Llodio, integrado por cuatro miembros no fichados de ETA Militar. Una operación policial que se saldó con el arresto de tres integrantes del grupo, gracias a una investigación previa que permitió acabar con la infraestructura del comando Araba. De hecho, Manuel González Rodríguez (miembro del Llodio) viajaba como acompañante del conductor en el camión donde se ocultaba el comando Araba.
Según publicó El País, el terrorista reconoció su participación en cuatro atentados con explosivos: entre ellos, el ataque contra el cuartel de la Guardia Civil de Llodio (el 26 de junio de 1989). Además, el etarra también admitió su intervención en varios ataques contra patrullas de la Benemérita. De hecho, la Audiencia Nacional lo condenó a 53 años de prisión por un atentado cometido en Barakaldo (Vizcaya) contra agentes del Instituto Armado.
González cayó en septiembre de 1989. Las fuerzas de seguridad lograron desarticular al comando Llodio, integrado por cuatro miembros no fichados de ETA Militar. Una operación policial que se saldó con el arresto de tres integrantes del grupo, gracias a una investigación previa que permitió acabar con la infraestructura del comando Araba. De hecho, Manuel González Rodríguez (miembro del Llodio) viajaba como acompañante del conductor en el camión donde se ocultaba el comando Araba.
Según publicó El País, el terrorista reconoció su participación en cuatro atentados con explosivos: entre ellos, el ataque contra el cuartel de la Guardia Civil de Llodio (el 26 de junio de 1989). Además, el etarra también admitió su intervención en varios ataques contra patrullas de la Benemérita. De hecho, la Audiencia Nacional lo condenó a 53 años de prisión por un atentado cometido en Barakaldo (Vizcaya) contra agentes del Instituto Armado.
Imagen de la asociación Duque de Ahumada de la Guardia Civil
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