domingo, 23 de septiembre de 2012

Las 13 caras de ETA (III): Gurutz Aguirresarobe Pagola

Capítulo 1: Iker Aguirre Bernadal
Capítulo 2: Javier Aguirre Odriozola

Capítulo 3: Gurutz Aguirresarobe Pagola

Un hombre accede al bar Daytona, ubicado en Andoain (Guipúzcoa), sobre las 09:30 horas del 8 de febrero de 2003. Mide 1,78 metros y pesa 86 kilos. Toma asiento en un taburete de la barra, cerca de la puerta de entrada. Y allí pide un café con leche. Lleva un gorro en la cabeza y viste ropas oscuras. Se coloca unas gafas y comienza a leer un periódico. Cuando el reloj sobrepasaba las 09:53 horas, únicamente quedaban dos clientes y una empleada en el local.

Entonces, el individuo se levanta del taburete y se encamina hacia una mesa ubicada frente al mostrador. Allí, ajeno a su destino, se encontraba Joseba Pagazaurtundua Ruiz, un sargento de la Policía Municipal de la localidad vasca. En ese momento, de pie y enfrente del agente, se sitúa el hombre, Gurutz Aguirresarobe Pagola, que saca una parabellum 9 milímetros. El asesino dispara cuatro veces la pistola semiautomática. Tres proyectiles alcanzan a la víctima en la cabeza y uno en el hombro, provocando su fallecimiento.

Por esos hechos, Aguirresarobe cumple condena en la cárcel de Morón de la Frontera. Él es la tercera cara de ETA en la provincia de Sevilla. Gurutz afronta una pena de 32 años de prisión, dictada por la Audiencia Nacional en diciembre de 2011; que lo consideró culpable de los delitos de asesinato y tenencia ilícita de armas con finalidad terrorista. Aún así, los magistrados resaltaron en su escrito que no quedó acreditada su integración en la banda; pero sí que se hallaba inmerso en el “movimiento de liberación vasco de la izquierda abertzale” y que ideó el plan para acabar con la vida de Pagazaurtundua “siguiendo instrucciones de ETA”.

Pagola resultó detenido en agosto de 2010 en Hernani, más de siete años después del asesinato. Las fuerzas de seguridad vincularon a Aguirresarobe con los hechos gracias a las muestras de ADN recogidas de una taza de café encontrada en el bar. Aquella que el asesino de la víctima cogió antes de cometer el crimen. Un café que nunca pagó.

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